Una nueva agenda de la UE para los próximos cinco años marcada por el refuerzo de la defensa y la competitividad
VANESSA LOBO CASAS · FUNDACIóN GALICIA EUROPA
El pasado julio los líderes europeos adoptaron la Agenda Estratégica 2024-2029, hoja de ruta que establece las prioridades políticas de la UE para el nuevo ciclo institucional. Se trata de la culminación de un proceso de negociación coordinado por el actual presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, que comenzó en la cumbre informal celebrada en Granada en octubre.
La aprobación de este documento clave ha pasado bastante desapercibida en una cumbre marcada por la elección de los altos cargos de la UE. No obstante, estas ocho páginas, redactadas en un lenguaje sencillo y consensuadas entre los 27 gobiernos nacionales, bien merecen una lectura para entender dónde se encuentra la UE y hacia dónde se quiere dirigir. Es la guía que debe orientar los trabajos de las tres instituciones comunitarias: la Comisión, que ejerce la iniciativa legislativa y vela por la aplicación de la legislación, y el Parlamento y el Consejo, las instituciones colegisladoras en representación de los ciudadanos y los Estados miembros, respectivamente.
En realidad esta agenda no difiere tanto de la anterior, basada en proteger a los ciudadanos y las libertades, desarrollar una base económica sólida y dinámica, y construir una Europa climáticamente neutra, ecológica, justa y social. Todos esos elementos siguen estando en el nuevo documento. El compromiso por convertirse en el primer continente climáticamente neutro sigue intacto, por ejemplo, así como la defensa de la democracia, la Agenda 2030 o la competencia leal dentro y fuera de la Unión.
Lo que marca la diferencia de esta hoja de ruta es la nueva realidad geopolítica, reflejada en sus dos primeros apartados: “Una Europa libre y democrática” y “Una Europa fuerte y segura”. El apoyo a Ucrania es firme; tanto como la apuesta por aumentar la capacidad de defensa de la Unión. De forma inminente se prometen mejores condiciones para el desarrollo de la industria europea y mayores inversiones, públicas y privadas. La preparación ante futuras ampliaciones es otra de las novedades que merecen atención. De aquí a un año, se esperan reformas internas en el funcionamiento y las políticas de la Unión Europea para que el engranaje comunitario sea capaz de sostener una Unión más grande y más fuerte.
El último apartado, “Una Europa próspera y competitiva”, apela a reforzar la soberanía europea en sectores estratégicos como la IA, la sanidad o las biotecnologías. En septiembre, un informe encargado al ex primer ministro italiano Mario Draghi sienta las bases para un Pacto por la Competitividad europeo. Las transiciones ecológica y digital son presentadas como una oportunidad para crear los mercados, las industrias y los puestos de trabajo de alta calidad del futuro. Desde el punto de vista gallego, quizá se eche en falta una mención al sector pesquero como garante, junto al agrícola, de la seguridad alimentaria, así como a la necesaria gobernanza multinivel para cumplir estos objetivos que sí estaba mencionada en cierta manera en el anterior documento.
En definitiva, la nueva agenda establece el marco en el que nos moveremos en los próximos cinco años, conviene conocerla y analizarla para poder defender los intereses de Galicia en la UE.
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