El “paisaxe da auga” como apuesta de Galicia
ERNESTO S. POMBO · PERIODISTA
Tenemos que empezar a poner el agua como uno de los valores más relevantes de Galicia. Y también, y sin complejos, la lluvia. Para exportar. Ya hacerlo sin timidez. No puede importarnos jactarnos de lo que durante tantas décadas fue como un lastre para nuestra imagen de país. Decir hoy que tenemos abundante agua, que nuestros ríos son caudalosos y que disfrutamos con la lluvia, tiene que enorgullecernos. Porque ya dijo el Premio Nobel húngaro, Albert Szent-Gyorgy, que “no hay vida sin agua”. Y hay que empezar a dar pasos en este sentido. Y “venderla” como atractivo turístico. Porque, aunque no lo quieran reconocer, gran parte de los visitantes que tenemos, lo son por lo que ha dado en llamarse “paixase da auga”.
Y resulta tan atractivo el término que la Ribeira Sacra, esa amplia zona, que abarca municipios de las provincias de Ourense y de Lugo, y que ya cuenta con el reconocimiento de Ben de Interese Cultural, lo ha tomado como elemento clave de la candidatura a Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Declaración que tiene todas las garantías de obtener en la próxima decisión de 2026.
Porque, los medios especializados, los mismos que recomiendan este enclave geográfico, deshaciéndose en elogios, la sitúan como la gran favorita en una relación de extraordinarios candidatos. El templo de la Ciudad Dorada, gran icono de la ciudad de Luang Prabang, en Laos; Georgia Uplistsije (o la fortaleza del señor) es un icónico monumento de Georgia que resume miles de años, desde la edad de hierro hasta la baja edad media, a través de una antigua ciudad excavada en el propio acantilado alrededor del 1000 a.C.; el casco antiguo de Casablanca con la mezquita de Hasan II, uno de los lugares más espectaculares de la ciudad , el salar boliviano de Uyuni o la Ciudad Perdida, o Teyuna, ubicada en la Sierra Nevada de Santa Marta de Colombia, son algunos de ellos.
Pero la Ribeira Sacra juega con ventaja. Lo saben bien los 121.539 visitantes que la visitaron durante los meses de julio y agosto de este año. Y que disfrutaron de su paisaje, de su gastronomía, de sus viñedos, sus bosques, de sus vinos, de su riqueza monumental, de sus cañones, de su sosiego, de sus rutas de senderismo y de los miradores más impresionantes. Un catálogo de atractivos que pocas zonas españolas o europeas pueden mostrar.
La Ribeira Sacra retiró su candidatura a Patrimonio de la Humanidad en 2021 a causa de las dudas expresadas en un informe emitido por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, un organismo internacional asociado con la Unesco. La Xunta de Galicia lo calificó entonces como un “aprazamento estratéxico”. Demora que fue aprovechada para “reformular, fortalecer, mellorar e ampliar a candidatura coa fin de acreditar con toda a forza os valores excepcionais con que conta este territorio”, repartido entre las provincias de Lugo y Ourense. La candidatura se ha reelaborado para centrarla en la reivindicación de la Ribeira Sacra como “paisaxe cultural da auga” y para dar un mayor papel a la participación vecinal. Y eso le ha valido que el Ministerio de Cultura señalase que en esta nueva designación “se ha definido como valor excepcional único la relación que se ha establecido durante siglos entre un paisaje abrupto, esculpido por el agua, y sus pobladores”, al tiempo que definió la Ribeira Sacra como “el paradigma de una cultura hídrica de la que se conservan huellas de sus más de mil quinientos años de ocupación continuada”.
De cara a lograr el preciado galardón, la propuesta candidata de los trece municipios lucenses y los ocho ourensanos, que conforman la amplia comarca, se presenta potenciada e impulsada con todas las garantías de éxito. Pero Lugo y Ourense en particular y Galicia en general, deberían de tomar de ejemplo la idea central de este proyecto. El “paixase da auga”. Porque, ahora que el agua comienza a ser un bien escaso, ha llegado el momento de romper con los traumas que nos presentaban como un país estigmatizado por este líquido. Y hacer una apuesta valiente y decidida. Con el agua como protagonista de nuestra riqueza turística. Como ha hecho tan acertadamente la Ribeira Sacra.
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