“Casi todo el mundo piensa que si formas a la gente se te va. Pues a nosotros no se nos va”
Al entrevistarle por ser premiado como el mejor auditor de España por el Consejo General de Economistas, fue apareciendo una biografía casi para novelar, donde los giros del destino eran embridados con temperamento luchador y un optimismo que parece genético. José Manuel Cánovas, socio fundador de Audicon, no solo tiene un perfil profesional bregado, hay una gran historia personal detrás de este economista que ha hecho de Galicia su casa.

Eres, creo, de origen canario pero estudiaste Economía en Santiago y toda tu trayectoria profesional se vincula a Galicia…
Bueno, mi origen es, digamos, más divertido. Nací en Santa Isabel de Fernando Poo, que hoy se llama Malabo, hijo de padres emigrantes que en vez de ir a Sudamérica decidieron ir a Guinea Ecuatorial. Viví allí diez años pero cuando las cosas se pusieron mal nos fuimos a Canarias y allí estuve otros siete años. Jugaba entonces al baloncesto y tenía la intención de salir de la isla; es lo que le pasa a uno con 17 años, o por lo menos a mí. Además me fichaban el Real Madrid o el Barcelona, pero mi padre no me dejó.
¡Vaya historia!
Pues créetela. Al final me vine a Santiago y jugué en el Obradoiro con los viejos rockeros: Tonecho, Andrés Casco… Pero pude jugar solo tres años, una enfermedad me dejó casi ciego, solo tengo un 10 % de visión en el ojo izquierdo. Se tardó mucho tiempo desde que me la descubrieron hasta que me la consiguieron paralizar así que tuve que dejar el deporte. Pero mientras estudiaba, a un catedrático de Hacienda, Emilio Paredes, le pareció que era buen alumno y me propuso trabajar, así que antes de terminar la carrera de Economía ya trabajaba y estudiaba. Acabé dirigiendo un despacho y a los dos años me fui para montar mi empresa con otros. Tuve la suerte de participar en el estudio económico de la autopista Santiago-Pontevedra y de hacer el primer plan forestal de Galicia con dos catedráticos de la USC, Riobóo y Vilariño. Pero se metieron en política para apoyar a Adolfo Suárez y la política no va conmigo, así que me dediqué a lo mío, al tema fiscal.
Abrir despacho en Galicia parece lógico ya que aquí te formabas y trabajabas pero ¿cómo se produjo el salto a Andalucía, donde tenéis otros?
Me dijeron que entrase en el Colegio de Economistas para ayudar en su formación y decidieron que había que tener gente de Galicia en Madrid. Pero la persona escogida, a 24 horas de que cerrase el plazo para presentarse, me dice que no puede ir. Y deciden que vaya yo. Fui la segunda persona más votada y me quedé en Madrid, donde conocí a un malagueño que me contó su proyecto de crear un despacho unido al mío en Andalucía, lo que me pareció muy bonito. Y ese despacho, del cual soy socio, cumplió 20 años en julio de este año.
Acabas de recoger en Madrid, el pasado 13 de diciembre, el premio como Auditor del Año. ¿Se te ha dado por tu trayectoria o también es un premio a Audicon?
He cotizado a la seguridad social más de 40 años así que si lo recojo por mi trayectoria profesional… sin mi equipo no sería nada. Hacer auditorías es algo demasiado complicado para estar solo. Si fuese un premio de economía puede, pero como auditor es un reconocimiento a un equipo.
Pues hablando de equipo sumáis 25 profesionales en los despachos de Santiago y A Coruña y unos 50 Málaga ¿no?
Si, somos 25 personas en Galicia y 50 en Andalucía. Pero allí tenemos despachos en varias ciudades: Almería, Málaga –donde está la central–, Jaén y Sevilla. Y en Galicia la central está en Santiago.
¿Cómo se hace la selección, cómo se conforma un equipo que evidentemente pretendéis que sea muy bueno?
Vas poco a poco y lo consigues. En Galicia, por ejemplo, dirige el despacho Ángeles Martínez, que también es socia; y en Andalucía lo hace otro socio, José Moreno. Al lado hay otros compañeros que han ido ascendiendo, que antes no eran socios del despacho y ahora lo son, se lo han ganado a base de trabajo. Y en Andalucía lo mismo.
Más del 85 % de vuestro personal tiene como mínimo un máster o un posgrado financiado por la empresa. ¿Es una buena inversión?
Conseguir talento es complicado, por eso formamos a la gente dentro de casa. El despacho ha pagado al 85 % de los profesionales como mínimo un máster pero hay gente que tiene hasta doce o la carrera pagada por entero. Casi todo el mundo piensa que si formas a la gente se te va. Pues a nosotros no se nos va. También hemos creado un centro de formación homologado por el Instituto de Auditoría de Cuentas del Ministerio de Hacienda. Los auditores somos la única profesión en España que estamos obligados a dar como mínimo 40 horas regladas todos los años, y lo hacemos dentro del despacho. A su vez todos los meses hacemos “casos de éxito”, es decir, que si vamos a una empresa a hacer un trabajo que consideramos importante se le explica a todo el equipo como si fuera una escuela de negocios. Es formación continua dentro del despacho y de ahí hemos conseguido el talento. Tengo un equipo genial.
Según el Ranking de Expansión, el sector auditor y consultor creció en 2017 un 7,2 % y Audicon está sobre el puesto 30 en España, una posición que no es fácil habida cuenta de que en cabeza hay firmas como Deloitte o PWC. ¿Cómo lo tenéis firmas como la vuestra para competir?
Con 64 años he vivido tres crisis en mi vida profesional y descubrí que quien diversifica resiste mejor. Así que diversifiqué y, además de hacer auditorías para el sector privado, las hacemos para el sector público, ofrecemos asesoramiento fiscal y reestructuraciones de grupo, desarrollo de nuevos negocios y crecimiento empresarial. Cada vez que venía una crisis si no funcionaba un sector funcionaban dos o tres. Y crecimos en personal y facturación.
¿Y qué sector pesa más ahora mismo, el público o el privado?
No, el público muy poco, es otra de las cosas que tengo claras. Si se analizan bien las propuestas que se hacen de trabajos para el sector público hay unas bajadas temerarias. Así que el peso que tiene el sector público en el total de la facturación del despacho no llega ni al 1 %.
¿Y qué pasa con el cliente privado?
Pues otro de los objetivos que tengo en la vida es no depender de nadie. Como persona lo he conseguido y profesionalmente creo que también, porque no tenemos ninguna empresa o grupo que en nuestra facturación pese más de un 5 %. Eso da una independencia brutal a la hora de opinar y, si una empresa se va, no te hace daño. Es muy difícil de conseguir y creo que ha sido uno de los aciertos para el equipo.
También evaluáis activos digitales. ¿De qué hablamos exactamente?
Somos economistas, gente de números, pero con experiencia en marketing y redes. Cuando hablamos de hacer crecer a las empresas no sabemos hacerlo sin cifras pero tampoco sin analizar los medios digitales de la compañía. La persona que dirige nuestros temas de marketing en el despacho es Txema Arnedo, el español que más alto ha llegado en Microsoft a nivel mundial. Ahora colabora con nosotros cuando queremos hacer lanzamientos de empresas, analiza el tema digital desde el punto de vista de marketing y comunicación junto con nuestro equipo. Es un concepto de despacho diferente.
En las terceras jornadas de auditoría y contabilidad que se celebraron en Santiago recientemente se dijo que el actual es un “momento crítico” por la Ley de Auditoría de Cuentas, que está en elaboración. ¿Qué os preocupa?
A mí, personalmente, me preocupa que no se entienda el sector y su problemática. Siempre que legislan sobre tu profesión tienes incertidumbre por ver si se ajusta a la realidad. A veces los políticos que deciden y legislan –no solo para nuestro sector–, no tienen la formación e información suficientes. La sensación que tenemos economistas, asesores, abogados y auditores –como lo que ha pasado con los temas hipotecarios–, es de inseguridad jurídica. A veces nos han pedido opinar sobre determinados proyectos y en unas cosas nos hacen caso y en otras no.
¿Qué hay de cierto en la queja del "exceso regulatorio" al que estáis sometidos?
Pues que es cierto total, es un verdadero disparate. Estamos en Galicia con una regulación y una empresa que trabaja en Léon tiene otra. Es un error, se debe simplificar todo mucho más. Cierto es que estamos acostumbrados a estudiar pero hay un exceso legislador que no es bueno ni para el país. Una de las cosas buenas que tiene Estados Unidos es que tiene pocas leyes, como te equivoques te funden, pero son pocas, te las sabes y punto. Aquí tenemos muchísimas y consiguen que hagas daño sin querer.
(Extracto de la entrevista publicada en el número 331 – diciembre 2018)
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