“La leucemia pediátrica y el cáncer de mama son dos ejemplos de cáncer que se han convertido en curables”
Si la palabra cáncer resulta dura, asociarla a la infancia acentúa todavía más su dramatismo. Sumemos a esto una rara leucemia con muy mal pronóstico y que afecta a lactantes y obtendremos una de las patologías más duras a las que se enfrentan cada día miles de profesionales en el mundo. Es el caso del Dr. Menéndez, líder del grupo que investiga la leucemia linfoblástica aguda pro-B del lactante que ha obtenido el I Premio a Talentos Emergentes en Investigación Oncológica Ramiro Carregal. Con él hablamos tras la recogida del galardón en Santiago.

¿Cómo llega un licenciado en bioquímica a la medicina y en concreto a la oncología?
Siempre quise trabajar en cáncer, desde la universidad. Luego tuve un profesor de inmunología que me inspiro y con quien hice la tesis doctoral, Alberto Orfao. También tuve profesores de hematología clínica muy didácticos que me abrieron el apetito por esta disciplina.
Un asturiano que estudió en Salamanca, se formó en Canadá y Reino Unido y trabajó en Andalucía y Cataluña. ¿Hay cierta morriña?
Sí, claro. Siempre me atrae mi tierra. Lamentablemente, sin embargo, la apuesta por la innovación e investigación y el programa de captación de talento que ha implementado Catalunya es único y ha convertido a esta región en la envidia del resto del país. Es una lástima que no haya más iniciativas como esta de aquí. Iniciativas con compromiso político y recursos. […]
¿Cómo llega al Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras y qué labor desarrolla a grandes líneas ahí?
Quiero pensar que existe el destino. Y quiero pensar también que llegamos porque habíamos hecho las cosas bien años atrás y teníamos “padrinos” que nos animaban a venir. En mi caso me animó a dar el paso el Dr. Álvaro Urbano Ispizúa, director del Instituto de Hemato-Oncología del Clínic de Barcelona. Álvaro ya había estado en mi tribunal de tesis en 2002 y luego coincidimos por tierras andaluzas entre los años 2008 y 2010, cuando Alvaro estuvo allí de jefe de Servicio en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.
Actualmente el grupo que lidera está investigando un tipo de leucemia infantil muy poco frecuente y de mal pronóstico que afecta, sobre todo, a menores de un año. ¿En que consiste?
Intentamos entender la enfermedad desde diferentes ángulos. Por un lado el origen prenatal y el origen celular de esta leucemia; es decir, la célula que se vuelve neoplásica durante el desarrollo fetal. Por otro lado, usamos aplicaciones de genoma completo para entender que eventos oncogénicos (mutaciones) son desencadenantes de la leucemia. También estudiamos cómo la organización de la cromatina y cambios químicos en el ADN (metilación) impactan en el proceso de leucemogénesis. Con todo ello intentamos, a fin de cuentas, generar modelos de enfermedad que reproduzcan fielmente la patología en ratones inmunodeficientes para poder ensayar nuevos tratamientos y estratificar mejor los pacientes.
¿Es diferente el cáncer en niños y en adultos?
Muy diferente. Los niños crecen. Los adultos envejecen (decrecen). En niños nos encontramos tumor mesenquimatoso y en adultos, principalmente, tumores epiteliales asociados a exposición a genotóxicos.
¿Se podrá erradicar el cáncer a medio plazo?
Esperamos que sí. Al menos cronificarlo en muchos casos. La leucemia pediátrica y el cáncer de mama son, entre otros, dos ejemplos de cáncer que se han convertido en “curables”. No olvidemos, sin embargo, que el cáncer es resultado, en gran parte, del estilo de vida en países altamente industrializados. Seguro que a medida que se vayan erradicando unos tumores aparecerán otros o incluso otras co-morbilidades asociadas a tratamientos oncológicos. No somos eternos. Si alargamos cada vez más la esperanza de vida iremos descubriendo nuevas patologías asociadas al envejecimiento humano y la evolución.
¿Cree que nuestro sistema será capaz de tratar con las nuevas terapias a toda la población que va a sufrir un cáncer en los próximos años?
Yo creo que sí. Hace falta, sin embargo, trabajar en red, cooperar, compartir información y centralizar muchos diagnósticos, tratamientos, muestras e investigación. No podemos llegar a todo […]
Como profesor está en contacto con jóvenes que inician su recorrido en el mundo de la investigación e incluso ha sido mentor de muchos que están ya trabajando en este ámbito. ¿Hay interés en las nuevas generaciones por la investigación? ¿Hay futuro para la investigación en nuestro país?
Esto es una opinión muy personal, pero creo que no hay mucho entusiasmo en las nuevas generaciones. Hay varias razones. La primera es que la investigación es ardua y lenta. Requiere mucho esfuerzo y estás 4 o 5 años en formación cobrando 1000 o 1500 euros. Es más fácil ganar dinero rápido en otras actividades, como en el sector servicios. Por otro lado, no todo el mundo vale para investigar. No hay que ser una lumbrera, pero hace falta vocación proactividad, tenacidad y querer irse a la cama preguntándote cosas. Sin esta vocación la investigación es frustrante y poco inspiradora. Finalmente, creo que también hay una falta tremenda de profesores altamente cualificados y con liderazgo emocional para hacer pensar a las nuevas generaciones.
(Extracto de la entrevista publicada en el número 338 - julio 2019)
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