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“Aquí todo es bancario o es capital del empresario. Y hay que cambiarlo”



POR ESTHER GARRIDO CON FOTOS DE MIGUEL MUÑIZ · PUBLICADO O 30 DE XULLO DE 2021 · (0)




José Ramón Pin, profesor emérito del IESE y consultor en empresas e instituciones, ha sido consejero en Renfe, en la Dirección General de la Policía y Retevisión. Economista por la Universidad de Valencia, Máster en Economía del IESE y Doctor en Sociología por la Pontificia de Salamanca, es especialista en capacidades de dirección, motivación en el trabajo temporal y teletrabajo y los cambios organizacionales. Aprovechamos para hablar con el director del Centro Internacional de Investigación de Organizaciones (IRCO) durante su reciente visita a Galicia.

En su presentación se pregunta “¿Confiar en el algoritmo o en tu instinto?”. Le pregunto eso mismo, ¿qué hacer? ¿Cómo saberlo?

En la presentación menciono este caso, que es un caso real de la Universidad de Harvard: una directora tiene un puesto vacante y tiene que elegir entre una colaboradora suya y una persona que le ofrece Recursos Humanos de la empresa. Y tenemos un algoritmo que evalúa a las dos en función de una serie de criterios. Pero la persona en quien ella confía más tiene una evaluación menor. Entonces la pregunta es ¿a quién elegir? Pero esto es sólo una parte del problema porque lo fundamental es que lo que finalmente escojas tendrá efectos en la organización. Si eliges a quien puntúa más en el algoritmo las personas buscarán saber qué es lo que puntúa y comportarse según ello. Si eliges a la persona de tu confianza los trabajadores pueden pensar que al final lo que lo importante es lo que decida el jefe. Los instrumentos no son neutrales en cuanto al comportamiento de las personas, y eso hay que tenerlo en cuenta.

Una de sus áreas de especialización es la motivación en el teletrabajo. Y según los diversos estudios que uno lea no parecen claros los efectos, en algunos casos motiva en otros no. ¿Cómo se debería implementar? ¿Por días, según las circunstancias de cada uno…?

El teletrabajo recordemos que no es algo nuevo, llevamos mucho tiempo con él y hay mucha gente teletrabajando hace años. Pero es verdad que la pandemia ha acelerado un proceso que ya se venía desarrollando y, sobre todo, ha ayudado a quitar el miedo a ese proceso. Muchas empresas y directivos estaban preocupados pensando en cómo iban a poder controlar a sus empleados o colaboradores a distancia. Pero ahora sabemos que se puede hacer y que, muchas veces, hay más productividad en los trabajadores cuando se pueden aislar. De hecho los hay que piden un día o dos a la semana en remoto para estar más enfocados, más centrados. Las empresas están comprobando todo lo que hicieron durante estos meses y se ha dado cuenta de que hay ventajas.

¿Aumenta la productividad?

En algunos casos sí en otros no. Y evidentemente hay trabajos que nunca podrán hacerse a distancia. Aunque ya hay tiendas sin empleados, organizadas telemáticamente desde casa y donde solo el acto de la compra es presencial. Un mundo nuevo que hay que contemplar. Pero como en todo, también hay algún inconveniente… y uno de ellos, es la distancia. Que como dice el bolero “es el olvido”. A veces las personas se sienten poco identificadas con la compañía, los compañeros y el entorno porque están, en cierto modo, aislados a pesar de la conexión telemática. Incluso cambia la forma de comunicación […]

¿Qué ha sacado en limpio de los meses de confinamiento y de la adaptación al cambio de las pymes españolas? ¿Muchos “traumas”?

Como siempre que hay una perturbación ha habido algunas que han tenido que caer, entre otras cosas por falta de caja. Y quiebran en momentos duros porque no pueden hacer frente a sus necesidades. Pero aquellas que han sobrevivido, sobre todo gracias a los ERTES que les han ayudado a no tener unos costes salariales altos en los momentos difíciles además de con la introducción de nuevas tecnologías; creo que saldrán reforzadas. Los sectores cambian, los negocios cambian. El taxista ya sabe que tiene una competencia que se llama Uber, pero también los coches compartidos, y no digamos cuando los coches sean autónomos.

Pero los bancos han reducido al máximo sus préstamos por miedo a la morosidad.

Es que una de las características de la economía española es la bancarización, precisamente. Muchas empresas tienen créditos y prestamos bancarios. Y eso tiene sus ventajas, sirve en momentos determinados para un fondo de maniobra, para financiar el activo circulante por ejemplo. Pero hay otras inversiones que son rentables a más largo plazo como las instalaciones o las investigaciones para crear nuevos productos que necesitan una financiación más estable, de capital […]

Aunque supone acceder a compartir la propiedad y la gestión de la empresa con los que le aporten ese dinero para garantizar viabilidades…

Claro, tendrán que responder antes los inversores, ya no son sólo los intereses del empresario o de la familia del empresario: son los intereses de los que han puesto el dinero ahí. Porque lo que le interesa al banco es el préstamo y los intereses, con eso ya has cumplido. Pero cuando tienes accionistas que no son la familia o el propio empresario tienes que responder ante ellos y eso cambia la mentalidad. Y eso ocurre mucho en Estados Unidos, hay mucha más financiación a pymes por parte de particulares y de fondos que aquí. Aquí todo es bancario o es el capital propio del empresario. Y tenemos que cambiar esa realidad.

¿Alguna vez veremos que aquí se valora de verdad el emprendimiento o es algo cultural?

Lo explica nuestra historia. Y se traduce en que si tu familia y tus amistades han tenido pocas oportunidades de hacer negocios o hay pocos empresarios, en la mente de la gente queda que hacer negocios es muy complicado y van a preferir la seguridad. Emplearse en grandes compañías o ser funcionarios, empleados públicos. Pero hay muchas oportunidades y hay gente que triunfa, y esa gente sirve de ejemplo a los demás. Creo que poco a poco la cultura empresarial española, sobre todo en las nuevas generaciones, se encamina a esta cultura. Entre otras cosas porque en España tenemos un gran problema: en cuanto cumples 50 años, y salvo que seas funcionario, es muy difícil que te contraten o te mantengan. Lo vemos en banca, en telecomunicaciones; hasta El Corte Inglés, que era seguro de la cuna a la tumba y te jubilabas trabajando con ellos… ya no. Sin embargo cuando creas tu propia empresa no te despides. Así que una de las fórmulas para tener esa seguridad, además de lo divertido que es levantar tu proyecto, es hacerlo. No necesariamente tiene que ser grande puede ser pequeño o unipersonal. Un asesor, un freelance… Esto en el mundo digital ocurre con mucha más facilidad porque además el cliente ya no está ni en España, puedes ser un proveedor de ideas y de empresas en cualquier sitio.

Va a llover mucho dinero de Europa. ¿Está conforme con quién y cómo se controlará el reparto de esos fondos?

Cuando hay mucho dinero y se reparte ya se sabe quién se lleva la mejor parte. Y el riesgo es la corrupción. De hecho hemos visto cómo la SEPI, de 1000 millones que tenía a repartir ha dado 53 a una compañía venezolana de aviación, y se sospecha que es un dinero conseguido por extrañas manipulaciones. Ahí hay un peligro. Pero esos millones vienen de Europa y van a tener control, aunque debería acentuarse […]

Ya que está en Galicia para presentar el Programa de Desarrollo Directivo que se impartirá en 2022, díganos ¿qué habrá de nuevo?

Estos programas siempre están al día y siempre tenemos cosas nuevas. Y en estos momentos mucho más, porque estamos viviendo una transformación de la economía española y mundial. Por ejemplo, en mis clases abordamos las inteligencias artificiales capaces de evaluar a la gente, e incluso de decir qué tipo o qué aumento de retribución debería darse a los colaboradores en función de sus desempeños. Así que es una revolución enorme. Y un empresario no puede ser ajeno a lo que ocurre a su alrededor. Normalmente, cuando estamos trabajando estamos enfocados, tenemos una especie de microscopio que nos acerca al problema concreto en el lugar y el momento presente. Pero hay que levantar la vista y otear el horizonte para ver si se acerca una tormenta, pero también qué zonas de luz y sol se abren. Y poderlas aprovechar.

(Extracto de la entrevista publicada en el número 362 – julio 2021)



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