Nuevo capítulo del exbanquero que quiso presidir la Xunta
El lunes Mario Conde (Tui, 1948) era detenido por miembros de la Unidad de Delitos Económicos de la UCO por sus maniobras para traer a España el dinero presuntamente “desaparecido” de Banesto cuando él era presidente. Supuestamente, Conde y su red tenían ocultos 13 millones de euros en diversos países que llevaban años intentando “blanquear”, motivo por el que la UCO le venía siguiendo la pista y que llevó al arresto del exbanquero y su entrada en prisión ayer mismo por orden del juez Pedraz, de la Audiencia Nacional.
Un nuevo capítulo en la pintoresca historia vital de un hombre tan ambicioso como inteligente que ha sido capaz de reinventarse una y otra vez en su afán por convertirse en alguien llamado a cambiar la historia de este país y que, sin embargo, no ha logrado llegar al lugar que cree merecer. Ni en el ámbito financiero, ni en el empresarial, ni en el político, con dos sonoros fracasos, el último de ellos en nuestra comunidad, donde su partido Sociedad Civil y Democracia ni siquiera obtuvo representación.
Irónica, cuando no indignante, resulta la pregunta que hacía en la presentación de su candidatura: “Éramos ricos ¿cómo es posible que se haya destrozado todo ese dinero?”. Era el año 2012, el mismo en el que concedía una entrevista a ECO en la que clamaba: “El verdadero fracaso es moral”.
Lecciones de economía y moral
En esa entrevista el exbanquero aseguraba que “el modelo financiero ha generado disfunciones muy graves” por lo que “el capitalismo financiero y especulador debe ser desterrado. Hay que volver a la idea de crear riqueza al servicio de la comunidad”. Esa sería una de las razones que daría para su nueva incursión en la política unos meses después, haciendo caso a su consejo: “Nosotros somos los dueños de nosotros mismos. O deberíamos serlo, salvo que prefiramos ser súbditos en lugar de ciudadanos”.
Pero su crítica al sistema político era, en realidad, una excusa para reprobar la Justicia, cuya imagen pública tenía “poco que ver con lo que funciona en sus adentros”. “Seamos claros: en un sistema dominado por el poder político/mediático y financiero, es casi imposible que exista una verdadera separación de poderes”.
Conde aseguraba en ECO: “Si los jueces dependen en su nombramiento de los políticos, pedir exquisita independencia en sus decisiones es un sueño. Y sin embargo, sin jueces independientes no hay Estado de Derecho. Hay que dotarles de autonomía y de formación, porque de sus decisiones depende la seguridad jurídica real”.
Tampoco eludió ninguna pregunta sobre su pasado, ni siquiera su paso por la cárcel, que le había permitido “saber cómo funciona el poder, cómo la Justicia es, en determinados casos, terminal del poder político, como determinados medios de comunicación son terminales del mismo poder, como todo eso funciona con círculos secantes creando un Sistema de Poder al servicio del poder mismo”.
Aseguraba, sin embargo, que esa experiencia le había permitido “encontrar la fuerza” de sus convicciones: “Aprendes a conocerte a ti mismo y eso te concede una cosa muy importante: la libertad real”. Quizás esto le haga más llevadero este nuevo revés.
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